Por: Hubert Reyes, Director de Feed the Planet, República Dominicana.

La industria alimenticia ha formado un sistema de consumo que cada vez más pone en riesgo el futuro de la tierra, sin acciones concretas, poner en jaque el destino de la humanidad es cosa fácil.
Cuando pensamos en daños en el medioambiente automáticamente pensamos en el plástico, en que su producción excesiva está contaminando el planeta y acabando con las especies marinas. Todo esto es cierto, sin embargo, es un error pensar que esta es la única causa que está acabando con la naturaleza. Los alimentos que consumimos cada vez más necesita de recursos naturales y suelos para su producción, la población mundial va en aumento, cada vez son más bocas que alimentar. Sumado a esto se encuentra el fanatismo y la demanda hacia productos en específico, que hace que el monocultivo sea masivo y esto genera la desaparición de otras especies, reduciendo la biodiversidad de semillas, necesarias para el correcto funcionamiento de la tierra.

Dato importante a resaltar es el hecho de que la industria alimenticia produce un 60% más de lo que realmente necesita la población humana y desperdicia aproximadamente un tercio de la producción total mundial. Esto quiere decir que estamos exigiendo nuestros suelos a producir más de lo necesario. Esto se debe a diversas causas, donde figuran; la alta demanda de un producto en específico, donde se utilizan suelos extras para sembrar más de ese producto, reduciendo las posibilidades de vida de otras semillas. También tenemos el mal aprovechamiento de los alimentos, esto usualmente se da a nivel social, donde no aprovechamos al máximo un ingrediente y lo desechamos conteniendo aun volumen comestible, según el manifiesto de los chefs, los alimentos deben consumirse de cabo a rabo para su aprovechamiento, cuando se aprovechan al máximo los ingredientes, el volumen de desperdicios es menor, esto significa menos contaminación, y podemos rescatar un porcentaje de una ración alimenticia. Imagínate si el mundo entero hiciera esto, el resultado sería impresionante. Otra causa de esta sobre producción es el desperdicio de alimentos, y este, tiene diversas vertientes que llevan a la sociedad a desperdiciar alimentos, los más comunes son: cocinar más de la cuenta, servirnos más de lo que podemos comer, comprar alimentos y olvidarnos de ellos hasta que se dañen. Todos estos, terminan en la basura, son raciones alimenticias que se dejan de consumir. Estas causas hacen que la industria alimenticia sea en los próximos años el mayor causante de contaminación medioambiental, actualmente, genera un 22% del total de las emisiones carbono, por encima de la industria automovilística.



Cuando hablamos de los hábitos alimenticios nos referimos al sistema de consumo de alimentos que la sociedad aplica para satisfacerse. Cuando vamos al supermercado y elegimos alimentos, eso es parte de nuestro hábito alimenticio, cuando usamos envases plásticos de un solo uso para consumir o llevar alimentos, eso también es parte de nuestro hábito alimenticio, cuando cocinamos y desechamos ingredientes, eso también es parte de nuestro hábito alimenticio, cuando consumimos más proteína animal que frutas y vegetales, eso también es parte de nuestro hábito alimenticio. Lo que comemos, la forma en que los adquirimos y cómo los consumimos, es también parte de nuestros hábitos alimenticios.
Este sistema resulta casi imposible de evadir, y parecería que no hay chances de ganar esta batalla por la sostenibilidad ambiental, ¿o me equivoco?, lo cierto es que si hay chances de revertir la situación y para ello debemos radicalizar nuestro sistema de consumo y desecho de alimentos.
¿Cómo radicalizo mi hábito alimenticio?
- Compra solo lo que necesitas.
Planea tus comidas, haz una lista de la compra y no te salgas de ella. Aprende a porcionar tus comidas y saber balancear tus cantidades, usar una balanza es una excelente herramienta de ayuda. Evita las compras impulsivas, no sólo generarás menos desperdicios, sino que además ahorrarás dinero. Pierde el miedo a ver tu nevera vacía de vez en cuando.
- Escoge fruta y verdura fea.
No dudes en comprar frutas y verduras feas y usar comida que de otra manera terminarán siendo desechos. Las frutas y verduras con aspecto raro generalmente terminan en la basura porque no cumplen unos estándares estéticos, pero de hecho, su sabor y propiedades son los mismos, si no mejores.
- Implementa un día verde a tu dieta semanal.
El consumo de vegetales en sustitución de carnes ayuda a mitigar el impacto medioambiental, atrévete a tomar un día de tu semana para comer frutas, vegetales, tubérculos y granos en sustitución de proteínas, créeme, no morirás.
- Limita el plástico.
Compra la mínima cantidad de productos envasados, lleva de casa tus propias bolsas cuando hagas la compra, y utiliza botellas de agua rellenables y termos de café. Evita los sorbetes y vasos desechables.
- Aboga por los productos locales primero.
Marca país ante todo. Asegúrate de que la mayoría de tus productos sean producidos en el país, y que el dinero que pagues sea destinado a la producción local. A nivel de sostenibilidad y medioambiente estarás ayudando a mitigar el impacto.
- Recicla papel, plástico, cristal y aluminio, colabora con centros de acopio.
Haciendo esto reducirás la cantidad de desechos que acaban en los vertederos. Pon de tu parte, infórmate sobre centros de acopio donde puedas depositar tus desechos reusables.
- Almacena la comida con cabeza.
Cuando llenes tus alacenas y frigoríficos, sitúa al frente los productos más viejos y deja los nuevos al fondo. Una vez abiertos, usa envases herméticos para mantenerlos frescos en la nevera o cierra los paquetes para evitar que les entren insectos.
- Ama tus sobras.
Si has cocinado de más, ¡no tires las sobras! Congela una parte para otro día o transfórmalas en otro plato para el día siguiente. Si estás en un restaurante, sigue la regla de “menos es más”. Pide media porción si crees que una entera puede ser muy grande y pide para llevar lo que sobre. De nuevo, estarás ahorrando comida y dinero.
- Confecciona comida para plantas.
Hay residuos alimenticios que son inevitables, así que ¿por qué no tener un cubo de compostaje para pieles y cáscaras de fruta y verdura? Composta restos de comida, esto puede reducir el impacto del cambio climático considerablemente, mientras reciclas nutrientes y mejoras la salud de tu jardín.
- Apoya a los pequeños productores y campesinos.
Es importante poder brindar apoyo a los campesinos que no tienen acceso a mercados eficientes para mercadear sus productos. Hacer de estos campesinos suplidores habituales ayuda a gestionar la sostenibilidad de su trabajo.
- Implementa huertos urbanos.
Crear huertos caseros para sembrar algunos ingredientes, que ayude a mitigar el impacto medioambiental evitando el movimiento para adquirir esos vegetales y ayudarás a reducir la sobreproducción.
Debemos normalizar el respeto a la alimentación, a lo que comemos y a lo que hacemos con ellos una vez terminamos su consumo. La lucha por el medioambiente se refleja en cada acción que tomamos, que tu almuerzo sea un aporte positivo y no otro problema medioambiental, recuerda que este pleito es de todos y el futuro de la tierra depende de quienes estamos hoy viviendo sobre la tierra.